jueves, 28 de abril de 2011

Mí primera vez con mi hermano

Hola, me llamo Jessica y esta es la historia de como perdí mi virginidad a los 12 con mi hermano de 18 años
Mi historia cuando contaba con 10 años de edad, era una niña normal, como las que se pueden apreciar en una escuela, en la calle y en cualquier parte, nada de téticas paraditas, ni culito grande y piernas hermosas, no, una niña normal.
En casa éramos 3 personas, mi mamá, mi hermano de 16 años y yo, mi papá hace mucho tiempo se había ido de la casa y desde entonces mi mamá era la que se encargaba de todo
Ella era enfermera en un hospital público por lo cual trabajaba 2 noches a veces hasta 3 a la semana y cada 15 días el sábado y domingo.
Esto hacia que nos quedáramos solitos mi hermano y yo, vivíamos en un pequeño apartamento que constaba de 3 habitaciones, una era de mi mamá, otra de mi hermano y la otra era mía.
Una noche en la cual estábamos solos ciento como a las 2 de la madrugada un gran cosquilleo en mi vaginita, algo o alguien me estaban tocando y produciéndome un gran placer para mí hasta ese momento desconocido, entre asustada y nerviosa abro con mucho cuidado mis ojos y fue grande mi sorpresa cuando observo que era mi hermano.
Había subido mí batica de dormir y me acariciaba mi vaginita por encima de mi calzoncito con una mano, mientras que con la otra frotaba su pene, inmediatamente cerré mis ojos para que no notara que me había dado cuenta, así siguió por un rato más, debo confesar que esa caricia me gusto tanto que al día siguiente deseaba enormemente que lo repitiera pero no se atrevió ya que mi mamá estaba con nosotros, por supuesto que él se hacia el desentendido y nunca cruzo por mí mente delatarlo.
Mi mamá nunca nos hablaba de sexo, lo único que recuerdo era que nos bañábamos los 3 hasta que cumplí 5 años y mi hermano 10, por eso ya había visto su pene y de vez en cuando nos cambiábamos de ropa juntos por lo que para mí no era extraño verlo desnudo, la primera noche que sentí su tocamiento no pude ver muy bien su pene porque me encontraba acostada y el sentado además de la oscuridad pero si me quedo la curiosidad,
Llegada la siguiente noche de ausencia de mi mamá yo presentía que lo volvería a hacer y estaba en lo cierto, como a la una de la madrugada siento que me acarician, sabía que era él y lo deseaba enormemente, sentía sus dedos acariciándome o mejor dicho tocando mi intimidad, la oscuridad de la noche no me permitía verlo bien a pesar de tener mis ojos abiertos y cuando estos se adaptaron pude notar perfectamente su pene, no era como lo describen en estos relatos de 24 cm, no, era un pene normal de una chico de 16 años, media 16 cm, esto lo comprobé más tarde cuando se lo medí con mi regla escolar y algo grueso, esa visión me impacto y jamás la olvidare.
Después que me tocaba se iba a su cuarto y yo quedaba entre asustada y con placer, de verdad que si me lubricaba puesto que me tocaba y me sentía muy mojada, por eso doy fe como niña de 10 años que fui que si es cierto que a esa edad se puede sentir excitación sexual y lubricación vaginal, lo que debo desmentir son esos relatos donde se describen escenas de penetración anal y desvirgaciones a niñas de 7 años y estas no sufren desgarraciones ni lesiones internas como hemorragias, eso es totalmente falso, cuando lean eso no lo crean, es imposible que esto suceda sin producir daños graves en el recto y en la vagina puesto que un cuerpo humano a esa edad no está preparado para semejante monstruosidad.
Esto se repetía cada vez que mamá estaba de guardia en el hospital, hasta que una noche quise darle un buen susto o tal vez para motivarlo a seguir más adelante.
Cuando estaba en plena faena hice como si despertara sin saber nada, me siento en la cama y le pregunto qué hacía, de verdad fue muy grande el susto que se llevo, casi no podía ni hablar, entre frases que casi no se le entendía me dijo que trataba de arroparme, luego que si protegerme y luego de acariciarme para que durmiera tranquilamente, después se puso a llorar pensando que se lo diría a mamá, le dije que no se preocupara, que no le diría nada y hasta me lo hizo prometer.
Luego me pregunto que si me gustaba lo que hacía contestándole que si, desde allí fue más hermosa la relación entre los 2, me dejaba que lo hiciera sin mi calzoncito, sentía muchísimo placer sentir sus dedos acariciándome delicadamente, mis primeros orgasmos fueron así, con sus dedos y si, lo afirmo, a los 10 años se pueden sentir orgasmos maravillosos.
Cuando mi mamá tenia guardias los fines de semana lo aprovechábamos para estar solos todo el día, recuerdo cuando me pidió que nos bañáramos, como cuando éramos mas chicos, allí pude tocar su pene, cosa que hasta los momentos no había hecho, desnudos en el baño me acaricio plenamente, me enjabono mi vaginita y luego me pidió que lo hiciera con el recuerdo cuando enjabone su pene totalmente parado y como sentía sus contracciones, luego me pidió que se lo besara cosa que me pareció muy extraño pero lo hice, primero tímidamente le di un beso y él seguía pidiéndome mas hasta que delicadamente me hizo que se lo chupara, de verdad que me gusto sentir ese trozo de carne en mi boquita, darme cuenta de cómo se contraía de placer me ponía a millón, luego me dijo que parara u que continuáramos en la cama, nos secamos y fuimos a la habitación de él donde me tendió en su cama diciéndome que haría algo que nunca podría olvidar, fue besándome por todo el cuerpo, se detenía en mis tetillas aun sin despuntar, allí chupaba con mucho amor y ternura lo cual me producía un placer intenso, luego fue bajando por mi cintura chupándome suavemente hasta que coloco una almohada entre mis nalguitas y fue abriendo mis piernitas hasta llegar a mi vagina la cual comenzó a chupar con mucha delicadeza.
Tenía razón, jamás lo olvidare, fue la sensación más placentera que he sentido en mi vida, mi excitación era tal que le pedía que no parara, su lengua trataba de penetrar mí vaginita virgen, hasta ese momento nunca se atrevió a penetrarme o introducir sus dedos dentro de ella, era indescriptible lo que sentía, me hizo llegar con el orgasmo mas divino de toda mi vida, luego me pidió que lo hiciera en su pene y de verdad que me fascinó hacérselo, por primera vez sentí su semen en mi boquita lo cual no me desagrado, era rico sentir como llegaba dentro de mi lengua y mis labios pero más me gustaba verle el rostro lleno de tanto placer.
Ese era nuestro gran secreto, cuando estaba mi mamá nos comportábamos como si nada y nunca tocábamos el tema, ella era muy estricta y pobre de nosotros si nos descubría.
Cuando salía a trabajar y estábamos seguros que no se regresaría salíamos disparados hacia la habitación, nos habituamos a hacernos felaciones mutuas, el clásico 69, me encantaba cuando eyaculaba, también me gustaba despertarlo en la mañanita con una masturbación, su semen caliente en mis manitas me agradaba sentirlo.
Así fue pasando el tiempo, ya cumplí 12 años y el 18 cuando se produjo nuestro primer intento de penetración, fue muy doloroso y no lo continuamos por miedo pero él se frotaba su pene entre mi vagina y ese rozamiento con mi pequeño clítoris y mis labios vaginales me hacían llegar con orgasmos inolvidable y su semen caliente llenando la entrada de mi vagina con fuerza aun están en mi.
Ya casi al cumplir los 13 fue cuando sucedió mi primera penetración